El profeta Elías
Nuestra asociación se llama Elías Profeta pues admiramos la obra del profeta bíblico Elías y creemos que los hijos de Dios deben imitar su ejemplo hasta la venida de Cristo.
El profeta Elías identificó la naturaleza de la apostasía de Israel: el abandono de los mandamientos de Dios y la verdadera adoración. Elías fue enviado a restaurar el conocimiento de Israel del Creador y promover una caminata salvadora con Dios. Elías llamó a todo Israel, incluidos a los 450 profetas de Baal y los 400 profetas de Asera, a reunirse con él en el monte Carmelo. Y les formuló la siguiente pregunta:
1 Reyes 18:21 Entonces, Elías acercándose a todo el pueblo dijo: – ¿Hasta cuándo vacilaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.
Elías a continuación desafió a cada bando a preparar un altar con un toro como sacrificio. Cada bando invocaría el nombre de su deidad: “El Dios que responda y envíe fuego sobre el altar, que sea reconocido como el verdadero (vr 24). Pero los gritos a Baal resultaron infructuosas. Cuando llegó el turno a Elías, primero se “puso a arreglar el altar del Señor, que estaba en ruinas” (vr 30-32). Utilizó doce piedras para representar la unidad de las doce tribus de Israel. Tres veces vertió agua sobre el altar. Luego dio un paso adelante y oró al Señor, pidiendo la respuesta de Dios, para que todos reconocieran “que tú, Señor, eres Dios, y que tú harás que su corazón vuelva a ti” (vrs 37) En respuesta, “cayó fuego de parte del Señor y consumió el toro que allí se ofrecía, y la leña, y las piedras, y hasta el polvo”. ¿Cuál fue la respuesta del pueblo ante la asombrosa respuesta de Dios?
1 Reyes 18:39 Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: “! Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!”
El profeta Malaquías anunció un mensajero que debía preparar el camino para la venida de Señor (3:1). En el capítulo 4, ese mensajero es llamado Elías (v. 5), y su misión es convertir “el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres” (v. 6), a fin de preparar la Tierra para “el día de Jehová, grande y terrible” (v. 5).
En ese contexto, el pueblo de Israel es invitado a recordar la “ley de Moisés” (v. 4). Por lo tanto, el mensajero de Malaquías debía unir el mensaje de la ley de Dios con la venida del Mesías, que es llamado “ángel del pacto” (3:1) y “Sol de justicia” (4:2; Lucas 1:76-79) por el profeta.
De acuerdo con Lucas 1:15-17, la profecía de Malaquías se cumplió parcialmente en Juan el Bautista, que debía desarrollar su ministerio en el espíritu y el poder que caracterizaban a Elías: “Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto”.
Sin embargo, cuando fue interrogado por los sacerdotes y levitas sobre su identidad, Juan negó ser el profeta Elías y se identificó como la “voz de uno que clama en el desierto” (Juan 1:21-23) que, como ya fue observado, también está relacionada con la obra del mensajero profético de Malaquías. A pesar de haberlo negado, el Bautista se vestía como el profeta Elías (Marcos 1:6; 2 Reyes 1:8) y también fundamentaba su discurso en Malaquías 4 (Lucas 3:7, 9; cf. Malaquías 4:1).
En Mateo 17:11-13, Jesús confirmó esa interpretación, pero también presentó un matiz interesante en el versículo 11: “[…] A la verdad, Elías viene primero y restaurará todas las cosas. Mas os digo que Elías ya vino […]”.
Antes de afirmar que Elías ya había venido, Jesús dijo que el ilustre profeta todavía vendría y “restauraría” todas las cosas. En otras palabras, Jesús estaba diciendo que la profecía de Malaquías no se limitaba al ministerio de Juan el Bautista. Así como habría dos venidas del Mesías, una vez más debía ocurrir la manifestación profética de Elías. En el futuro, otro mensajero debería ser levantado para exaltar la “ley de Moisés”, preparar un pueblo para “el día de Jehová, grande y terrible” y convertir el “el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres” (Malaquías 4:3-6).
Como parte del pueblo remanente, Dios nos encomendó exaltar su ley y preparar el camino para la segunda venida de Cristo (Apocalipsis 12:17). Los cuatro Evangelios nos dicen cómo Juan el Bautista presentó el mensaje de preparación para la primera venida del Mesías. Apocalipsis, por el contrario, presenta los tres ángeles que entregan el último llamado del cielo a la gente lista para el regreso de Cristo en gloria. La misión de los tres ángeles no es anunciar un nuevo súper evangelio, sino restaurar el evangelio eterno en su pureza perfecta y su poder redentor. Los mensajes de los tres ángeles que encontramos en Apocalipsis 14:6-12 cumplen la función del Elías del tiempo del fin que llama a regresar a la fe de la Biblia.